25.7.11

El Árbol

se mece bajo un lechoso mar
como bailando el vals del tiempo
al compás de los vientos de los días.

lo vi vestido a veces
con un plumaje espero
(oscuro vibrar de alas)
otras con mil verdes apiñados
y unas más
enjuto
como un titán que acepta dignamente
que perdió su ropaje en la batalla.

¿qué antigua verdad susurra?
¿qué cántico de cuna repite?

y también yo bailo al ritmo misterioso
de susurro y crujido
de madejas y hojas
de frutos y de plumar
y entonces
el árbol me revela
que elevarse
implica también recorrer
el camino hacia la apretada
y húmeda boca de la tierra.


/ publicado originalmente en México Kafkiano

1 personas tienen algo que decir:

Ángel dijo...

Se me figura un abuelito (de los que huelen rico y no a naftalina), que se sienta en un jardín, en su mecedora, pelando una naranja, y mientras te va dando gajo por gajo, de la naranja y de las historias de su vida, vas disfrutando la frescura de ambas.